Al parecer Fermín fue el hijo de un senador romano pagano de nombre Firmo y nacio alla por el siglo III (parece ser que en el año 272) en Pompaelo. Se convirtió al cristianismo junto con su familia debido a las charlas que mantuvo con San Honesto, un discípulo de San Saturnino. Según la tradición Fermín fue bautizado por el propio San Saturnino en el Pocico de San Cernin situado en frente de la fachada de la iglesia dedicada a este último, la cual fue construida sobre los vestigios de un templo pagano. De acuerdo con las teorías y las leyendas locales, Fermín fue ordenado sacerdote en Touluse y volvió a la vieja Iruña (y es que la tierra tira... y mucho) para convertirse en su primer obispo. Fermín se dedico a predicar el cristianismo entre otros sitios por Amiens, de donde también fue obispo y donde al final al parece puso el huevo después de mucho viajar. Y el bueno de Fermín algo debió de hacer para ganarse enemigos dado que acabaron cortándole la cabeza allá por el 25 de Septiembre de 303. Cuentan que tres días después de su entierro un aroma dulce comenzó a salir de la tumba. Al ser exhumado este olor dulzon hizo que la nieve y el hielo se derritieran, que aparecieran y crecieran nuevas flores, que los enfermos sanasen y que los árboles se inclinaran hacia el nuevo Santo. Alla por el 1186 el obispo Pedro de París llevo de Amiens a la vieja Iruña una reliquia de la cabeza de San Fermín. Para conmemorarlo la ciudad decidió marcar tal día en el calendario y celebrarlo anualmente. Actualmente su santoral se celebra el 7 de Julio... y durante esos días todos sabemos lo que se cuece en nuestra pequeña capital... San Fermín es patrón de Amiens, Lesaka y copatrón de Navarra junto con San Francisco Javier, a pesar de que muchos se empeñen en hacerlo también patrón de Pamplona (si San Saturnino levantara la cabeza...).
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